Radio Cajatambo

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sábado, 5 de diciembre de 2015

VIVENCIAS, OCURRENCIAS, RECUERDOS Y SENTIMIENTOS

LA PACIENCIA


Mi padre, ante situaciones interesantes solía lanzarnos algunos refranes, entre ellos, algunos de su propia cosecha como aquella: "no hay paciencia?, entonces ve a comprar donde don Juan Altez"!!!.

Cierta vez, alguno de mis hermanos al recibir esta sentencia, presto acudió a la tienda de don Juan y luego del saludo de rigor,  preguntó: "don Juan, tiene paciencia?"  Extrañado y sensible con la pregunta del niño, hizo que se acercara e inquirió sobre sus padres y entablaron una bonita charla, incluyendo el tema de la paciencia.

En mi casa, habiendo llegado la hora del almuerzo, extrañados por la ausencia del niño salimos todos a buscarlo, nadie lo hallaba. Viviendo en Ticticoto, difícilmente podíamos pensar que se alejara mucho, salvo mi madre que pensó en el parque y se dirigía allí; cuando lo vio feliz cogido de la mano de don Juan, comiendo un chupete caminando hacia mi casa, "Tiene un hijo encantador y muy inteligente señora", le dijo, al mismo tiempo que acariciaba la cabeza del pequeño y contaba la hazaña.

Esta anécdota, fue chacota para mi hermano por bastante tiempo; pero él muy hábil, superando la burla, con el tiempo la hizo común entre los amigos: si de cualidad alguna adolecías te enviaba donde don Juan, a quien cariñosamente conocíamos como "Chashpush" (en cristiano, sancochado), quién tenía su tienda en la calle principal y era una persona muy activa por el bien de su pueblo.

Pasaron años de este suceso y para algunos la paciencia se había devaluado. En uno de estos, llegó la época de las canicas, deleite para niños y adolescentes el de “chuncar” las bolas. Todo el mundo jugaba en “el  pinto”, donde unos ganaban y perdían mientras que otros solo perdían. De estos últimos era "Quipy", mi vecino, pequeño aun, al que no titubearon en recomendarle que fuera a comprar "puntería" donde don Juan.


Presuroso, deseoso de recuperar las canicas perdidas, Quipy llegó a la tienda y casi agitado por la carrera preguntó: "don Juan, tiene puntería?", qué? contestó don Juan, quien ya venía perdiendo la audición; con mayor volumen y acercándose, el niño le dijo: vende puntería?. En el acto fue cogido de las orejas y llevado a su casa y en el acto también, desaparecieron los niños dejando el pinto libre quien por algunos días añoraba el bullicio de los chuncadores. Don Juan, ya no vendía paciencia... (JIQE).

viernes, 21 de agosto de 2015

El PARI



El Gobierno Regional de Lima (provincias), con su buen deseo de poner en valor nuestra cultura, bajo la Ordenanza Regional N° 11-2015-CR-RL, ha declarado de interés público y de prioridad el reconocimiento como Plato Bandera de la provincia de Cajatambo, “El Pari o Sopa de piedra”.  Todo bienvenido, pero creo que debe corregirse el nombre, sencillamente a “PARI”, nadie tiene un nombre propio como: “Jorge o George”, “Urpi o Paloma” “Tamia o lluvia”. Estando en etapa de investigación para ser declarado Bandera Gastronómica de la Nación, reconocerlo como tal, será mantener viva y fortalecida nuestra identidad.


Perdonen, yo he aprendido valorar lo nuestro en diferido, en una especie de “añoranza a la tierra”, de amor por lo amado; estando cerca, solo lo disfrutaba. Quizás por ello, con honestidad, sé poco acerca del “Pari”, plato de relevante tradición cajatambina el que considero, debe mantenerse así con su autenticidad, desde el nombre: “Pari”, ese es su nombre nativo, no sopa de piedra.

Se le ocurre a alguien peruano  llamar “guiso de papa seca” a la carapulcra?  “sopa de trigo” al Shambar? “crema de Huacatay” a la Ocopa? “revoltijo de arroz con frejoles” al Tacu Tacu? “Picante de Bofe” a la Chanfainita? Qué horror!  No?  Qué falta de identidad! diríamos. Pues de eso se trata, “el Pari” para el cajatatambin@, es su sopa milenaria, su tesoro culinario, su plato bandera, la afinidad con la madre tierra, con sus ancestros pero nunca su SOPA DE PIEDRA.



Este plato de origen andino, tiene como ingredientes principales: la papaseca, el charqui, el chincho y el cuy; al mestizarse se adiciona la carne de gallina y de oveja o de ternera. Contaban nuestros padres, que éste era el fiambre del viajero, utilizados por los chasquis, luego por los arrieros o muleros y después por los inmigrantes camino a la costa, donde la piedra jugaba un rol importante.


Inicialmente, el fiambre del viajero consistía en una buena porción de papaseca bien cocida en el aderezo amarillo, junto con pequeños trozos de charqui, su presa de cuy y su cancha; de éste modo era fácilmente transportado este exquisito alimento. En las alturas, cuando el hambre llamaba, cerca de un manantial, se armaba una fogata y se hervía el agua con chincho, para proteger al estómago y con él se mezclaban los ingredientes; y para que las bajas temperaturas no las enfríe pronto, le ponían alguna piedra bien caldeada.


Creo que no hay cajatambin@ en Lima, que alguna vez no haya recibido éste fiambre, preparado por las manos amorosas y desprendidas de su madre. Yo aún siento la nostalgia cuando retraigo esos recuerdos, no había alimento más sabroso que aquel “Pari”, con piedra calentada sobre la hornilla, no importaba, era un momento mágico, de retorno imaginario a los míos, de vuelta a la querencia, la tierra, la familia, la madre…


No sé desde qué tiempos, el “Pari”, se ha convertido en un plato festivo en Cajatambo, con algunos cambios. La gallina, la carne de oveja y res, son los encargados de darle sabor al caldo, de éste modo se sirve, fresco, al instante y siempre con la piedrita bien caldeada y con la infaltable cancha amarilla, que últimamente responde al pueblo de Utcas.

Pero, siempre lo conocí como "Pari", hasta que algún "erudito" o "desarraigado", se le ocurrió llamarlo sopa de piedra, con el que definitivamente no me identifico y creo que ningún cajatambin@ lo hace. Entonces si hay que buscar su reconocimiento, que sea con su nombre propio, de lo contrario no sé de qué valor cultural hablamos.
(JIQE).

Judith Quinteros

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Latino americana, Lima, Peru
Soy peruana, madre de Illa Antonio y de Urpi Judith. Soy ingeniera de profesión y vivo enamorada del amor, de la lucha, del cambio y de la esperanza y entonces también suelo decir: amo el canto, porque asi, el cantar tiene sentido, entendimiento y razón.

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