Radio Cajatambo

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lunes, 18 de febrero de 2013

SERENATAS EN MI PUEBLO I

SERENATAS EN MI PUEBLO I

http://www.youtube.com/watch?v=CzRDseCmqW0

Antes y seguro que  desde mucho más antes, los hombres de nuestros pueblos, solían enamorar a las mujeres con poesía, música y canto o solían partir, también, desdichados o despechados del amor de una ingrata. La cultura era (aunque todavía lo es), machista, sincera, profunda y más musical y poética.  

Se llamaba serenata, al encuentro musical que se daba, siempre de noche, frente a la casa de la muchacha que querían, pretendían o amaban a riesgo del posible rechazo de ella o de cierta incomodidad del vecindario; y solían tener más encanto y enigma cuando se daban amparados en la oscuridad de la noche y otra a la luz de la luna, es que no toda la vida en nuestros pueblos existió la energía eléctrica.

Por ello, para los jóvenes, hablar de serenatas de amor, es literatura pura, fábula, ficción de un "amor romántico" inexistente o en el mejor de los casos responden a la época de matusalén. Más aún, si el relato incluye la descripción de acontecimientos casi inverosímiles del actuar de algunos padres o de los serenateros.

Me contaban, que los temas que no tienen autoría, por lo general fueron creados en noches de serenata, en noches dedicadas al amor por venir, al amor imposible, al amor platónico, al amor traicionero, son una muestra estas letras que comparto:


SUFRIR Y LLORAR

Las prendas del corazón
las dejo en tu poder
si no las conservas tú
yo las sabré mantener
porqué ya no he de volver

Mañana cuando me vaya
 llorarás si me has querido
 te alegrarás de mi ausencia
si tú me has aborrecido
 porque ya no he de volver

Todo miro , sufro y callo
porqué tan desgraciado soy
pero tan conforme estoy
con este mal tan injusto
porqué ya no he de volver
 
Fuga:
Manas rimaychu, chay ingrataqa
Manas rimaychu, chay ingrataqa
Kaynacha imaipas karqa,
Kaynacha imaipas karqa
Manacha kunanta wanchu.

DESDE TU SEPARACION
(Yaraví-Arequipa)

Desde tu separación
La tristeza no me deja
Olvidar quisiera mientras
Pero el corazón se queja.

Estribillo
Siempre vivo padeciendo
Pesares, melancolías
Y llorando noche y día
Por tu amable compañía.

Desengáñate bien mío
Mira que muero por ti
Acabad con mi existencia
Si en amarte te ofendí.

NOCHE SILENCIOSA
(Huayno Cajatambino)
Noche silenciosa
Descanso del sueño
Cuando el amor duerme
Olvida su dueño
Has que estás soñando
Piensas olvidarme
Mira que me tienes
Parado en tu puerta.

Leonsu taytayi
Tigrisun mamayi
Claro wilalamay
Ma shamunapa
Asi leonpita, asi tigripita
Munarmi apashgayqui
Pistola en la mano.

Fuga
Rosas huayta
Clavel dorado
ese tu orgullo
no durará.

DESPIERTA NEGRA DEL ALMA
(Huayno- sureño- cantado en
Distintos lugares del sur, en diferentes
Estilos)

Despierta negra del alma
No duermas, no duermas
Mira que tu fiel amante
Te canta, te canta
(te espera, te espera).

A los rayos de la luna
Despierta, no duermas
No me tengas padeciendo
Sin verte, sin verte.

En la quietud de la noche
Te canto, mi canto
Como dulce serenata
Para ti, te canto.


No quisiera retirarme
Sin darte un abrazo
Abre tu puerta un instante
Para despedirme

Fuga:
Arrieros somos en el amor,
En el camino te esperaré
Y si no vienes preguntaré
Pues en la tumba te esperaré,
Pues en la tumba te encontraré.

JARDINERO
(Huayno del centro del perú)

Mira, aquella pampa
Mira aquellos cerros
La noche ya cubre su negro manto
Triste es el silencio,
Rosita ya duerme su dulce sueño
Y yo triste padeciendo.

Jardin del ensueño
Jardín del encanto,
Tengo una herida
que sangra en mi pecho
yo cultivé una rosa
por eso me llaman el jardinero
jardinero de las rosas.

Fuga:
Así será mi cruel destino,
Destino del jardinero
Quién cultiva rosas y flores
Aunque sangren sus espinas.



PALMERO SUBE A LA PALMA
(Tondero  y resbalosa)
  Palmero sube a la palma catay, catay
//o dile a la palmerita chumay, chumay (Bis)
  que se asome a la ventana catay, catay
  que mi amor la solicita chumay, chumay
  palmero sube a la palma catay, catay

  A la cara te miro pa' que me entiendas catay, catay
  porque también los ojos sirven de lengua chumay, chumay
  a la cara te miro pa' que me entiendas catay, catay
  pa' que me entiendas madre si no llorara catay, catay
  el corazón de pena también se seca  chumay, chumay
  rico, pero qué rico dame tu pico ay catay, catay

Resbalosa:

//  Yo vivo triste y el corazón me duele
me duele tanto que ya no puedo más (bis)
no hay en el mundo un ser que me consuele
ni que mitigue mi dolor tenaz
no hay en el mundo un ser que me consuele
ni que mitigue, ni que mitigue mi dolor tenaz

Ven aquí ramo de flores, alivio de mi tristeza ay sí
//si a tu ventana negra del alma
llega el amante que te engañó
si te pregunta si estoy en casa
dile que no, siempre que no (Bis)

dile que no, siempre memorias que mando yo  jajay


 La literatura es cómplice nuestro de muchos relatos de estas vivencias que solo el amor puede movilizar y si nos propusiéramos, también, alrededor de ella podríamos compilar y relatar sendas historias contadas, luego de esas noche de nocturno encanto. 

Un ejemplo, es la que narra José María Arguedas, en su novela Todas las sangres (1964), como parte de aquel entramado conflicto que caracterizó al Perú de aquellos años, el amor que siente el mestizo Gregorio por Asunta de La Torre, hija de uno de los hacendados históricos de San Pedro de Lahuaymarca, en una sociedad de estructuras de clases muy diferenciadas, donde el pobre Gregorio tenía todas las de perder: no era nada agraciado, no tenía dinero (era chofer), ni era inteligente, era un sujeto simplón, pero tocaba el charango como ninguno.

La serenata que Gregorio le lleva a Asunta es relatada de la manera siguiente por José María Arguedas:

“Gregorio llegó a la puerta de la tienda de Asunta, ya vestido de indio. Había templado finamente su charango. Le había echado una bocanada de aliento del fuerte cañazo de Huanca a la caja, por el ojo del instrumento. Bebió dos largos tragos de una pequeña botella y trasmitió al charango “su propio corazón” (…) Las primeras notas, punteadas, del charango, alcanzaron todas las alturas y profundidades. El ojo sano del músico brillaba, ahogaba en dichosa luz todo lo que en Gregorio era vida (…) La voz de Gregorio, inconfundible, por grave e intensa, fue llevada por el aire, hundiéndose en la materia de todas las cosas, y repercutiendo de ellas, más enardecida y transparente (…) Esperó, tocando muy bajo la melodía del huayno en las cuerdas del charango. La luz nocturna esperaba con la música. La joven se acercó a la puerta; habló con voz clara:

__ Gracias, ¡Te creo! Anda, vete, anda, vete… Sí, Gregorio. Quizás después. ¡Anda, vete! No soy de nadie.
__ ¡Dios mío! __exclamó el mestizo. E improvisó sólo dos versos más:
El gavilán de noche llora,
llora el gavilán presintiendo el día…  

Y en impulso irrefrenable depositó en la rendija que había entre la puerta de madera y la piedra del falso dintel, un paquete con seis mil soles. Escribió con su letra muy torpe: “Perdón, señorita; perdón, pues; quizás me voy, quizás, adónde”.

El desenlace de aquella serenata, que más bien fue una despedida de amor, fue la muerte de Gregorio en el interior de una mina de socavón, él, se mató para sabotear los planes de Cabrejos y para demostrar a Asunta que podía estar a su altura… “Yo tengo que ser grande para llegar a la altura de Asunta de La Torre”…
 Esas eran las serenatas amig@s, que much@s todavía podemos contarla, acorde al espacio y tiempo vivido y muchas porque así nos lo contaron…

Judith Quinteros

Mi foto
Latino americana, Lima, Peru
Soy peruana, madre de Illa Antonio y de Urpi Judith. Soy ingeniera de profesión y vivo enamorada del amor, de la lucha, del cambio y de la esperanza y entonces también suelo decir: amo el canto, porque asi, el cantar tiene sentido, entendimiento y razón.

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