La Semana Santa en el mundo
andino, aún con todo los cambios que puedan haberse dado, es de por sí mágica,
donde confluyen la religiosidad andina y la cristiana. Lo andino, está presente
en el “pago”, donde se pide permiso a la Pachamama, Madre Tierra; en la chaya,
derramando licor o chicha se devuelve simbólicamente sus frutos; y también en
otros elementos culturales como la música, la gastronomía, en muchos lugares el
peregrinaje hacia la cruz, de los cerros más importantes, nuestros apus. Lo
cristiano, en la fe misma hacia Cristo, que en esta semana la imagen del señor
crucificado, la virgen Marìa, los santos de la última cena y finalmente la
pascua de resurrección, nos transporta, sensibiliza y energiza, pienso yo, para
nosotros también encontrar la luz sobrepasando las vicisitudes de la vida.
En el caso de mi ciudad natal, Cajatambo, en los últimos tiempos, han
retomado las costumbres de celebración de toda la semana Santa, presencié el
año pasado, que con gran fervor mis paisanos cada día luego de la misa, sacan la
procesión de Jesús en los diferentes estadíos de la pasión de Cristo. Pero como
en la mayoría de los pueblos, la semana se pone más sensible a partir del Jueves
Santo, con la misa y la última cena con los apóstoles.
El Viernes Santo, todavía creo que es santo para todos. Se ve
y siente recogimiento desde muy temprano. En este día no es posible comer carne
ni alimentos en abundancia, seguramente por ello los Alférez (alferados o
mayordomos de fiesta), desde sabe dios cuando, preparan dulces variados,
mazamorras, panes, etc. para compartir con toda las familias del pueblo, a esto
se le llama el “Rachi colación”.
Quién es el Alferez? Es la persona encargada de armar el
anda, sacarla en procesión, compartir el “Rachi colación” además de dulces y
frutas durante la procesión. Cada año para la noche del Viernes Santo hay 02 Alférez,
uno para el Señor y otro para la Virgen dolorosa, que también son los
encargados de la fiesta de resurrección.
Es tradicional ver como los niños más grandecitos del lugar,
canasta o bandeja en mano, desde la mañana reparten el “Rachi colación”, casa
por casa, nadie se salva, católico o no católico, creyente o no creyente y en
las casas, como es de lindo ver a los niños esperar con ansias los dulces para devorar.
Ya en la tarde hasta entrada la noche, luego del sermón y de
las 7 palabras de Cristo, los Santos varones bajan de la cruz a Jesús , al
ritmo de canticos dolorosos y el sonar de la matraca, lo llevan al santo
sepulcro, donde permanecerá hasta la madrugada del domingo.
En la noche alrededor de las 7 pm, sale el anda del Señor,
especialmente ornamentado, en hombros de unas 64 personas y al asomar la puerta
de la iglesia, suena la banda de músicos y la tradicional marcha de procesión.
Este es un momento único, aparte, muchos lo expresan asì, aquí se
produce un encuentro especial de sentimientos, salen las mea culpas, los
perdones, mucho dolor y llanto, creo que todos en alguna medida llevamos un Cristo
dentro y por eso es tan fácil hacer empatía con el Señor y sufrimos junto a él.
Más tarde, como a 1 hora, sale la procesión de la Virgen
Dolorosa, toda vestida de negro, que sigue al hijo, acompañada por el sentido cántico
de las mujeres, el dulce y doloroso trinar del arpa y el llanto del violín. Dicen
que no hay dolor más grande que una madre entierre a su hijo y por eso debe ser
que todo en esta noche duele, la empatía es mayor.
Ya en la parte plana, la calle central, alrededor de las 2
a.m. la gente se tranquiliza viendo al señor en su anda, acompañándolo fielmente
hasta la iglesia, como a las 3 a.m. ya a esas horas, los angelitos y angelitas,
están dormidos, vía crucis para los padres, igualmente los pequeños santos
varones que tradicionalmente ayudan a cargar la cruz, la corona y otros
accesorios del Señor.
El Domingo de Pascua, muy temprano 6 am se da la misa y
media hora después se inicia la procesión, culminando en un encuentro bello,
difícil de narrar entre Jesús, su madre y María Magdalena. Es día de fiesta y
alegría el ambiente, bautismos, buenos deseos de pascuas y luego vendrá el gran
convite de los Alférez y otros festejantes. Por lo general en la casa espera, jamoncito de chancho, pari, cuycito o simplemente el rico locrito con su cuerito de chancho.
Como parte de la tradición, es costumbre acompañar con cerones a la proseción. De estas, caen gruesas làgrimas de cera, que los niños y niñas van recogiendo y armando una bola adherida a una pita. Poco a poco unos en la semana, otros derritiendo velas, arman una gran bola dura, al que le llamamos "mapa". Este objeto servía para "castigar" a las niñas y en donde? en la cabeza. Un "mapaso" de esos era muy doloroso por lo que las niñas solíamos estar cuidadas por nuestros padres y bien protegidas con gorra o manta, no se puede llevar sombrero. Con el tiempo, las niñas rompimos las costumbres y también supimos hacer la mapa para defendernos y/o castigar.
Así es la fiesta de Semana Santa en mi pueblo, mágico….
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