Hoy, leyendo éste artículo de Benedetti, recordé
que hace un tiempo, en un curso, aprendí lo importante que es cultivar las 3 Hs, más si nuestro trabajo está ligado a la educación (formación,
instrucción, facilitaciòn) y hoy se los comparto: la H de HUMOR, la H de
HUMILDAD y la H de HUMANIDAD. Resumiendo:
El buen
Humor, permite a las personas hacer empatìa con facilidad, porque favorece
la capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor complejidad, haciendo que
resulte más fácil ubicarse en otra posición y encontrar soluciones a los
problemas. La risa, la alegría, ejercen efectos sorprendentes cuando se trata de
resolver un problema que requiere una solución creativa. Está comprobado que
fomenta la creatividad, el aprendizaje y crea momentos felices que se perenniza
al compartir.
La Humildad,
éste valor, ayuda a las personas a contener la necesidad de decir o hacer gala
de lo que tiene o de lo que es, a los
demás. Acepta a todas las personas como son, sabios o no, ricos o no, poderoso
o no, trata a todos con horizontalidad, reconoce las capacidades de los demás. Ignora
el prejuicio, el racismo, tan cincelado en nuestra cultura; lo más importante,
incrementa la capacidad del perdón.
La Humanidad, éste valor,
ayuda a comprender que no estamos solos en el mundo: contamos con los demás y los
demás cuentan con nosotros, que juntos podemos trabajar para construir un lugar
más feliz y seguro para todos. El actuar con humanidad, creo se puede resumir
en ese viejo adagio “has a tu prójimo lo que quisieras que hagan contigo”.
He comprendido que no siempre se tienen las 3 Hs,
pero es indispensable esforzarse y cultivarlo por el bien propio y de quienes
nos rodean. Pero ahora les comparto lo que dice Mario Benedetti:
“Me gusta la
gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las
cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo
esperado. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de
su propia realidad.
Me gusta la
gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que
arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite
huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre
Dios.
Me gusta la
gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo
día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo
dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de
ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la
gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni
herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la
gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la
gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante
bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser
aniñada. Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y
franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de
cualquiera.
Me gusta la
gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e
ideas se trata.
Me gusta la
gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que
no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente
por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades. Me gusta la
gente que busca soluciones.
Me gusta la
gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no
por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que
otros juzguen. Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la
gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse
de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La
sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la
tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el
tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños,
el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales
para llamarse GENTE.
Con gente
como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por
tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
¡GRACIAS POR SER DE ESA CLASE DE
GENTE!”
(Cortesía, La Brújula del Cuidador)